Hay platos que no se aprenden en libros, sino en casa. Que no necesitan presentación porque están grabados en la memoria. Que no se comen con prisa, sino con conversación. El arroz al horno tradicional es uno de ellos. Un plato típico valenciano que va más allá de los ingredientes y la técnica: es historia, es familia, es domingo.
En Gastraval, crecemos rodeados de esas imágenes: la cazuela de barro, la mesa grande, el horno encendido desde temprano, los olores que llenan toda la casa. Porque si algo define al arroz al horno es su carga sentimental. No es solo una receta de arroz al horno, es una forma de estar juntos, de pasar la tradición de una generación a otra.
Un origen humilde con sabor a hogar
El arroz al horno tiene su origen en la economía doméstica y la cocina de aprovechamiento. Tradicionalmente, se preparaba con las sobras del cocido del día anterior: garbanzos, carne, morcilla, panceta, caldo… A todo eso se le añadía arroz y se cocinaba lentamente en el horno, dentro de una cazuela de barro.
Con el tiempo, esta receta de arroz al horno se convirtió en un clásico de los domingos en familia, especialmente en los pueblos del interior de la Comunidad Valenciana. Era habitual dejar preparado el arroz antes de ir a misa, y al volver, disfrutarlo recién hecho, con la costra dorada y el grano en su punto justo.
Aunque su origen fue humilde, su evolución lo ha convertido en un plato con identidad propia, capaz de emocionar tanto por su sabor como por lo que representa. Es una de esas recetas que pasan de generación en generación, con ligeras variaciones, pero con el mismo espíritu.
El arroz al horno y la cocina de los recuerdos
Cuando hablamos de cocina de abuelas, pensamos en manos que no necesitan medir, en fuegos lentos, en tiempos sin relojes. El arroz al horno de los domingos es exactamente eso. Un ritual que reúne a toda la familia en torno a una cazuela humeante, a conversaciones pausadas, a risas entre platos.

La gastronomía, al final, también es un acto de memoria. Comer un arroz al horno es recordar un mantel, una voz, una cocina, una historia compartida. Y eso no se sustituye ni se reinventa.
En Gastraval, entendemos ese valor. Por eso, cuando nuestro equipo elabora los arroces preparados, lo hacen pensando no solo en el sabor, sino en la sensación de estar en casa.
Nuestra versión del arroz al horno busca mantener viva la esencia de ese plato tan nuestro. El respeto al producto, la técnica cuidada y la elección del mejor arroz, cultivado en plena Albufera de València, forman parte de esa intención. Porque sabemos que, aunque cambien los tiempos, hay sabores que no deben perderse.
La importancia de mantener vivos los sabores de siempre
En Gastraval, creemos que la tradición no está reñida con la evolución. Que es posible conservar el alma de una receta y llevarla más allá, sin que pierda autenticidad. Por eso, cuando hablamos de nuestro arroz al horno tradicional, no hablamos solo de un plato, sino de un legado que queremos honrar.
Nuestra cocina nace de un territorio, de una cultura y de una manera de entender la vida que se transmite de generación en generación. El arroz al horno es parte de esa herencia viva, un símbolo de identidad que une familias, historias y recuerdos en torno a la mesa. Y compartirlo es también compartir quiénes somos, nuestra tradición, nuestro respeto por los orígenes y nuestro deseo de que estos sabores auténticos sigan formando parte del presente y del futuro.
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